Después de las 6.30 de la mañana, nuestra capital comienza a presentarnos lo que parecen presas inacabables, formadas por los vehículos particulares y los autobuses del servicio público de transporte. Sin embargo, como por arte de magia, se logran hacer recorridos en autobús entre la Iglesia de La Soledad y la Nunciatura en poco menos de 30 minutos, ¡todo un milagro!
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